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Y volvieron

Juan David Garcia R.

Este cinco de Enero, la instalación de la Asamblea Nacional de Venezuela, fue no solo el principio del fin para la dictadura de Nicolás Maduro, sino también la comprobación, por enésima vez, de que el determinismo marxista se ha equivocado siempre en sus predicciones. El materialismo dialéctico define la historia como una eterna confrontación entre la clase dominante, la burguesía, y la clase oprimida, el proletariado.  En plena revolución industrial, Marx llamó a la unión a todos los proletarios del mundo, pero eso no pasó. Las distancias, las diferencias étnicas, los intereses tan diversos, hicieron inalcanzable la utopía. De igual manera, durante la Guerra Fría se anunció la implosión de la sociedad capitalista, por las contradicciones existentes dentro de la democracia liberal. Sin embargo, fue el imperio soviético el que se derrumbó, por la insostenibilidad del modelo económico basado en la planificación central de todos los aspectos de la vida social. 

 

En Venezuela, los chavistas aprovecharon el control casi total de la economía, de los medios de comunicación, del aparato estatal y, en definitiva, del sistema político, para imponer durante dieciseis años el «¡No volverán!», augurando ríos de felicidad socialista para los siglos venideros y la inmortalidad del Comandante Eterno. Pero no contaron con que la realidad supera a la propaganda revolucionaria, y que no es posible mantener a la gente en el engaño para siempre. Tarde o temprano, la escasez de alimentos, la incompetencia gubernamental, la inflación desbordada, la represión de las libertades políticas y civiles y el abuso de poder, exasperan a los ciudadanos, que despiertan y actúan como verdaderos detentores de la soberanía. 

 

Organizada en la Mesa de Unidad Democrática, la oposición obtuvo la mayoría calificada en la Asamblea Nacional, con 112 de 167 diputados.Esta mayoría le permitirá, al menos en condiciones normales y sin los sabotajes de Maduro y de Diosdado Cabello, emprender las reformas para el desmonte del totalitarismo y la reconstrucción del Estado democrático, así como ejercer el contrapeso que el Chavismo no tuvo hasta hoy y promover la recuperación de la economía, devastada por la Revolución Bolivariana. 

 

De nada sirvieron el fraude, la intimidación de los Colectivos (versión venezolana de las Camisas Pardas de Mussolini o los Comités de Defensa de la Revolución de Cuba) ni las acusaciones a la oposición de promover la guerra económica contra el pueblo. Millones de venezolanos de toda condición castigaron al Socialismo del Siglo XXI, y dieron la victoria a quienes a partir de ahora plantearán un rumbo diferente para Venezuela

 

JUAN DAVID GARCIA R.

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