Trinchera Académica Patriota 

Queridos lectores.

 

Me motiva escribir esta publicación, la ansiosa necesidad de pedirle al presidente de la Republica y a la comisión de paz que se encuentra en la Habana el indulto para nuestros militares privados de la libertad que se encuentran en cárceles militares y cárceles ordinarias. Me arde un profundo sentimiento patriótico de hacerlo, ya que veo con gran preocupación que son muy pocas las personas y casi inexistentes, las que se atreven a nombrarlos en la opinión pública y en la mesa de negociación, los tienen satanizados bajo el señalamiento antijurídico de: Falsos Positivos.

 

Si queremos entender el posconflicto como la oportunidad de mantener la paz y la no repetición de la guerra bajo las bases de verdad, justicia y reparación, que mejor hacerlo con las mismas exigencias que la contra parte narco terrorista exige para sus filas de insurgentes y es por eso que hoy pido el indulto para nuestros militares. No lo hago con el afán de ser impune ni mucho menos de hacer apología al delito, lo digo porque a diferencia de los terroristas que se encuentran sentados en la Habana y los que están en estos momentos colocando minas, asesinando, extorsionando, cultivando y procesando droga, son nuestros militares la única parte del conflicto que ha sido expuesta a una guerra jurídica sin precedentes en la historia de nuestro país y son los únicos que a la actualidad muchos de ellos han sido procesados, enjuiciados y condenados a penas superiores de 20, 40, 50 y 60 años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Son ellos los únicos que a la fecha cargan con el peso jurídico que esto conlleva, a diferencia de los indultados del M-19, los máxime 8 años de justicia y paz para los paramilitares y el hoy indulto con privilegio de hacer política por las FARC. Son nuestros militares los únicos que (como lo dijeron las Farc en su último comunicado sobre la justicia colombiana) han afrontado la “filigrana legalista, la paquidermia administrativa y los aletargados trámites de la legislación penal colombiana”; así mismo, enfrentar estrados judiciales parcializados no es fácil, teniendo que lidiar con fallas y violentación al debido proceso, la no inclusión de pruebas, testigos falsos (en muchas ocasiones, no en todas), y la completa cacería de brujas de fiscales prometiendo dadivas a muchos soldados con tal de que ellos (esta vez sí en muchas ocasiones) inventen, delaten y creen historias míticas contra sus propios compañeros. Porque eso sí, seamos sinceros, nuestros soldados son los mejores en el campo de combate pero siéntelo un fiscal y amenácelo que lo va a condenar a 60 años de cárcel, hasta el diablo accede por adquirir algún beneficio a costa de su propio honor. ¿Qué beneficios? Sencillo, desde rebajas considerables de condenas hasta la absolución del proceso penal. Obviamente todo se queda en promesas y nada se cumple, porque a fin de cuentas lo que se necesita es encarcelar militares a cualquier costo.

 

De acuerdo a lo anterior, el país es testigo que tenemos más militares encarcelados que bandidos condenados y es con ellos con quienes la justicia es “efectiva, dinámica y eficiente” mientras en las zonas rurales y en las calles la inseguridad iguala los mismos índices que marcaron en la época de la zona de despeje del Caguán. Son nuestros militares los que apelando a la poca cordura jurídica que hay en las altas cortes logran defender su inocencia, pero son muy pocos los que pueden hacer uso de su defensa, porque con los escasos recursos económicos que tuvieron fueron gastados en etapas de primera y segunda instancia; hay otros que esos si no tienen recursos económicos para pagar un buen abogado y realizar una defensa a la altura (no es lo mismo un abogado de oficio para casos de hurto que para las imputaciones que la fiscalía hace a estos soldados). Como resultado muchos comprometieron sus cesantías y sus dineros ahorrados para vivienda, perdieron familias y esposas, muchos están en la indigencia, en su mayoría ya llevan más de 5 años sin solucionársele su situación jurídica, y otros ya llevan muchos años encerrados cumpliendo las penas impuestas.

 

¿Hubo excesos de la fuerza pública? Eso lo dirán las investigaciones, lo que si es cierto es que los militares le han puesto el pecho a la brisa, a los medios y a la justicia. No puedo concebir una justicia transicional creada para condenar militares y absolver terroristas, eso no es equidad ni mucho menos justicia. No puedo concebir que el pueblo colombiano prefiera ver un terrorista en el senado que un militar indultado trabajándole al país honradamente y en el seno de su hogar. Es por eso que mi solicitud como colombiano y patriota que soy, es que las mismas exigencias de indulto que hacen las FARC sean aplicadas para nuestros militares, y termino solicitándole al señor presidente de la Republica que: "si algo le queda de militar en su muy corta carrera de las armas, es que apoye esta petición", lo mismo que la hago extensiva a la honorable mesa de negociación, nuestros militares ya afrontaron lo que ningún grupo criminal del país ha afrontado y merecen el indulto.

 

CHRISTOPHER RIVERS