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Firma sobre el Mármol

“Recordemos la gran frase de nuestro primer mandatario: “yo le puedo firmar en mármol o en piedra, en lo que usted quiera, que no voy a subir tarifas”, frase que resulta demagógica a la hora de analizar las circunstancias fácticas, puesto que durante este Gobierno reeleccionista, a falta de una, se han emitido tres reformas tributarias importantes (Ley 1607 de 2012, Ley 1739 de 2014, Plan Nacional de Desarrollo) .”

Lina Marcela Bolaños Mejía.

Abogada especialista en Derecho Administrativo, litigante en temas tributarios.

Twitter: @linamarch4

Mientras muchos incautos dejan al azar las posibles respuestas a los problemas económicos de los empresarios en Colombia, arguyendo que todo puede cambiar con la venta de ISAGEN o con la protección del sagrado corazón de Jesús sobre los colombianos; para otros mucho más inquietos, resulta extraño que el Gobierno Nacional pretenda disfrazar la realidad nacional con cifras mentirosas sobre crecimiento económico y empleo, mientras en las noticias nos Informan que las grandes industrias Multinacionales están cerrando sus plantas en el País (Chiclets Adams, Icollantas-Michellin, Farmacéutica Bayer, Compañía Colombiana Automotriz -CCA-) porque sus costos de producción e impuestos superan sus expectativas de ganancia, empero el Gobierno, recomienda no generalizar.

 

La pregunta clave, ¿Por qué no hay inversión extranjera en el País? ¿Por qué la Industria nacional está abandonando la bonanza que proclama el Gobierno?, la respuesta, limitándonos a la perspectiva del derecho tributario colombiano, es sencilla, el desequilibrio en la carga tributaria empresarial es enorme.

 

De manera que, en la actualidad, el papel del Estado en cabeza del gobierno nacional, en su obsesión de aumentar su recaudo con el fin tapar los huecos fiscales que deja su derroche y mermelada, se ha limitado a perseguir y “asfixiar”, económica y financieramente las Sociedades, al concentrar el cobro del recaudo nacional en el impuesto de Renta de las mismas al punto de llevarlas al cierre, y en consecuencia al engrosamiento de los cordones de desempleo formal en el País.

 

Recordemos la gran frase de nuestro primer mandatario: “yo le puedo firmar en mármol o en piedra, en lo que usted quiera, que no voy a subir tarifas[1]”, frase que resulta demagógica a la hora de analizar las circunstancias fácticas, puesto que durante este Gobierno reeleccionista, a falta de una, se han emitido tres reformas tributarias importantes (Ley 1607 de 2012, Ley 1739 de 2014, Plan Nacional de Desarrollo) y se espera tramitar una cuarta reforma siguiendo las recomendaciones de la Comisión de Expertos Para la Reforma Tributaria[2], del Banco Mundial y de la OCDE. Esto, con seguridad se tramitará bajo la responsabilidad del Honorable Congreso de la República, con posterioridad a la firma de la anhelada paz con las FARC, lógicamente, el maestro del póker, no se atreverá a realizar la reforma tributaria previo a la fecha de la firma del plebiscito “por la paz”. 

 

Volviendo a nuestro tema de estudio, advertimos que dentro de las reformas tributarias realizadas en los gobiernos del presidente Santos, encontramos un común denominador, y es la cacería de las utilidades empresariales, ejemplo de ello, lo encontramos en los novedosos cambios del Impuesto a la Renta, el Impuesto a la Riqueza, el nacimiento del Impuesto sobre la Renta para la Equidad -CREE-, y la sobretasa al CREE, que finalmente buscan ampliar las bases gravables de los contribuyente.

 

Bajo un análisis normativo simple, sin evidenciar beneficios tributarios (que pueden aplicar ciertas empresas en la depuración que sufren sus impuestos), encontramos en la Ley vigente que existen unas tarifas nominales de los impuestos más gravosos que recaen sobre los ingresos empresariales, así:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De cara a lo anterior, y hablando de tarifas nominales, que pueden sufrir cambios, tenemos que una Empresa, hoy, está obligada a aplicar una tarifa nominal del 39% sobre sus rentas líquidas gravables, ¿justo o injusto?, este es un juicio divino, lo que si es cierto, es que una Sociedad nacional o extranjera, o cualquier ciudadano que desee invertir en Colombia, al estudiar esta carga tributaria, lo pensaría dos veces antes de proceder con la constitución de una Empresa, pues sería una tarea casi suicida si a esto le sumamos los costos salariales y prestacionales a la hora de contratar personal.

 

En conclusión, en Colombia la mayoría de los ingresos gubernamentales se obtienen directamente de Impuesto sobre la Renta de las utilidades de las Sociedades; según el Gobierno, este modelo busca la equidad tributaria horizontal, en otras cosas, para que quienes más renta tengan tributen de manera proporcional a sus ingresos, esto es en mayor valor, sin embargo, bajo este esquema tributario, en vista que la carga de los impuestos a las Sociedades no se va a moderar sino que incluso en ciertos impuestos el porcentaje de las tarifas aumenta gradualmente hasta el año 2017.

 

En este escenario Santista, entre menos empresas se constituyan porque no ven incentivos para ello, y las que existen cierren sus establecimientos y migren a otros países, aunado a la gran corrupción política o la crisis petrolera en el mundo, nos surge una duda: ¿Qué consecuencias vendrán para la economía colombiana y sus actores?.

 

Por ahora, de manera no muy alentadora, podemos advertir que la Comisión de Expertos Para la Cuarta Reforma Tributaria, la OCDE y el Banco Mundial, proponen la creación de un solo impuesto para las Sociedades o personas jurídicas de naturaleza privada, que recaiga directamente sobre sus utilidades, y no sobre sus rentas liquidas, lo que implica un mayor espectro de la tributación de las Empresas; este alcance es lo que entraremos a discutir una vez tengamos certeza sobre el nuevo mapa de tributación cuando se presente el proyecto de Ley ante el Congreso y se expida la cuarta reforma tributaria santista.

 

 

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[1] https://www.youtube.com/watch?v=EqYTrKo05Rk

[2] El artículo 44 de la Ley 1739 de 2014, creó la Comisión de Estudio del Sistema Tributario Colombiano, con el fin de proponer reformas orientadas a combatir la evasión y elusión fiscales y a hacer el sistema tributario colombiano más equitativo y eficiente.

 

 

LINA MARCELA BOLAÑOS MEJÍA

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