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Máculas navales

"En los corrillos de la Armada quedó una sensación y un tufillo de “cerrar la boca” a cualquier precio y rodear ficticia y artificialmente al, para entonces, Comandante de la Armada Nacional y al Ministro de Defensa de la época, hoy presidente de la República.."

Andrés Úsuga Marin.

Abogado, Docente Universitario e Investigador.

Twitter: @andresusugamar

Pasaba el año 2006 y me encontraba en la ciudad de Cartagena de Indias disfrutando de los juegos centroamericanos y del Caribe, que se desarrollaron ese año en esa ciudad, y quedé impresionado de ver cómo dichos juegos aportaron de forma significativa a esta ciudad, que consideraba entonces y ahora, como mi segunda patria chica, por haberme formado en mi juventud en la Escuela Naval Almirante Padilla. Precisamente era el director de esa augusta institución, quien había liderado dicha proeza en medio de muchísimas dificultades.

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Pues bien, para esos mismos días se nombraba al Doctor Juan Manuel Santos Calderón como Ministro De Defensa, situación que la verdad me sorprendió un poco, pues habiendo conocido sus editoriales de los años 2002 y 2003 no precisamente en defensa del gobierno de entonces, no encontraba mucha lógica en dicho nombramiento. Pero algo de sentido encontré en un antecedente, que quienes habíamos pasado por las filas de la Armada Nacional, conocíamos de forma muy sucinta: que dicho personaje había estado en nuestra Escuela Naval para los años 70s (Contingente Naval Regular 042-134), pero sin mucho detalle en dicha estadía, esto es, no sabíamos por cuanto tiempo había permanecido, ni las razones para abandonar el alma mater de los oficiales de la Armada Nacional.

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Finalizando ese mismo año 2006 y en una noticia no muy confirmada por parte de los medios de comunicación, ni por parte de los mandos militares, el exitoso Contralmirante Gabriel Ernesto Arango Bacci, -que ejerció dos cargos al tiempo, como Director de la Escuela Naval y Director de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Cartagena de Indias en 2006- y quien yo había conocido en el año 97 como Jefe de la casa Militar de la Presidencia de la República y era el responsable de haber sacado adelante los juegos que mencioné al principio, se perfilaba como el próximo Comandante de la Armada, y el entonces Brigadier General Oscar Naranjo Trujillo como Director de la Policía Nacional; ese rumor tendría consecuencias nefastas para la carrera de este Oficial Naval, a pesar de contar con el reconocimiento del Presidente de la República.

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Meses después, cual sería mi sorpresa y la de muchos miembros de la institución al enterarnos de una investigación, a todas luces absurda; adicionalmente, para quienes no nos habíamos enterado del retiro discrecional que se había surtido a ese mismo oficial, en un absoluto ostracismo y silencio, situación que nos llevó a preguntarnos, qué de extraordinario había sucedido para que esta baja tan sensible se diera tras bambalinas en la institución naval.

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Así las cosas, se surtirían todos los sucesos que se cuentan con detalle en el libro “Tras las huellas del Almirante”, de autoría del abogado Hernando de la Rosa, y el efecto principal de esta cantidad de irregularidades serían los más de 18 meses de detención (con entrega voluntaria) del Señor Almirante, que terminarían con el fallo absolutorio de la Corte Suprema de Justicia, del 3 de diciembre del año 2009. Ya el Señor Juan Manuel Santos no era Ministro de Defensa, pues había renunciado para poder competir por la presidencia de la república, tras el fallo de la Corte Constitucional C-141/2010, que impedía la reelección inmediata, promovida por firmas.

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El fallo de la CSJ que favoreció a Arango Bacci, además de su absolución ordenaba compulsar copias para que se investigara al ex ministro de defensa Santos y a varios oficiales involucrados en el montaje en contra de Arango Bacci. Entre los involucrados en el montaje se encontraban, el entonces comandante de la Armada Nacional Guillermo Enrique Barrera Hurtado (contingente Naval Regular 042-017); el mismo del Señor Juan Manuel Santos, hoy Presidente; el señor Director de la Jefatura de la Inteligencia y Contrainteligencia de la Armada Nacional y posteriormente Comandante de la misma institución, almirante Álvaro Echandía; el señor Capitán de Navío (hoy Vicealmirante) Luis Jorge Tovar Neira, quien fungía como Director de Contrainteligencia Naval y operaba bajo el mando del Almirante Echandía (Contingente Naval Regular 58); y del Almirante Barrera por obvia jerarquía militar.

Esta investigación que ordenó la propia Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en la absolución de Arango Bacci, nunca obtuvo resultado alguno y muy probablemente fue así porque desde el 26 de febrero de 2010 (solo dos meses y medio después) el candidato oficial del Uribismo tenía las mayores posibilidades de ocupar el Solio de Bolívar, y quién sabe también si la visita del ya posesionado Juan Manuel Santos a la Corte Suprema de Justicia, solo dos días después de su investidura el día 9 de agosto de 2010, mantendrían en silencio dichas investigaciones para él y su sequito de oficiales que lo secundaron en el montaje contra Arango Bacci.

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Lo que nunca se ha dicho, es quien y cómo convencieron al señor Presidente Uribe de firmar la resolución de baja discrecional del señor Almirante Arango Bacci; qué mentiras, quién y cómo le mostraron al presidente de la republica que confiaba en el Almirante, que este era peligroso o dañino para la institución, cuando al mismo almirante le negaban que hubiere siquiera algún asomo de investigación en su contra (como se lo aseguró el Almirante Barrera en su despacho del CAN), hecho que meses después resultó más sorpresivo aún y que luego de la investigación de la Corte Suprema de Justicia, se probó que había sido todo un complot para destruir la carrera de un excelente oficial naval, por situaciones de celos o egos profesionales. Pero más grave aún, induciendo al Presidente de la Republica (Álvaro Uribe Vélez) a engaño, para que desistiera de sus servicios, gesto que este mismo reconoció pasado el tiempo y pidió disculpas (también lo haría el entonces vicepresidente Francisco Santos públicamente a finales de 2015) al Almirante Arango Bacci. Aunque las demandas administrativas contra la Nación, Ministerio de Defensa Nacional –Armada Nacional- y la Fiscalía General de la Nación, siguen en trámite de segunda instancia, esperamos se falle aunque sea pasado el 8 de agosto del 2018.

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Esta situación se convirtió en el pan de cada día en la Armada Nacional. Para la época, el propio Almirante Barrera, involucrado como el que más y beneficiado número uno de esta “baja”, recorrió todas las unidades navales del país, con un discurso que acudía al honor e invocaba los principios de la pulcritud naval y la oración patria. A pesar de que ello no convenció a la oficialidad, que obedeció silenciosa, quedó en extremo incómoda con la forma en que se presentó la situación, y en los corrillos de la Armada quedó una sensación y un tufillo de “cerrar la boca” a cualquier precio y rodear ficticia y artificialmente al, para entonces, Comandante de la Armada Nacional y al Ministro de Defensa de la época, hoy presidente de la República.

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Esta incomodidad no sería ni la única, ni la última, ya que, se vio como seguían su carrera de ascenso todos los oficiales que habían estado inmersos en dicho montaje. Ya con el presidente Juan Manuel Santos en el poder, se ubicó a los mismos oficiales en cargos estratégicos, para seguir protegiendo o blindando esa incómoda verdad, que no podía salir a la luz. Así las cosas, uno de los testigos en contra de Arango Bacci, fue nombrado como el primer Comandante General de las Fuerzas Militares, el Almirante Edgar Augusto Cely Núñez, quien fuera embajador en Paraguay, luego de ser embajador en Egipto desde el año 2012. Asimismo, el Almirante Álvaro Echandía Durán (Contingente Naval regular 58), jefe de inteligencia naval y que luego se desempeñaría como jefe de operaciones navales, quien dirigió toda la operación y montaje en contra de Arango Bacci, fue nombrado como Comandante de la Armada Nacional y actualmente es el Director de la Agencia Nacional de Inteligencia. De igual manera, el oficial que se había “metido al pantano para sus jefes”, sin proyección, ni perfil, ni calidades algunas para acceder al almirantazgo -Capitán de Navío Tovar Neira-, era llamado a poner los soles sobre sus hombros, desvirtuando eso de que lleguen los mejores hombres a la cúspide de la pirámide y simplemente pagándole su lealtad y más que ello, su silencio incondicional, ya no con un Ministro, sino con el Presidente de la República, que seguía protegiendo a los hombres que se la jugaron por él, en el caso Arango Bacci.

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 La DNI fue creada desde el 03 de noviembre de 2011, en reemplazo del DAS, solo en Inteligencia Estratégica, según leyes 1444 de 2011 (ley de facultades para liquidar unas entidades y crear unas nuevas), 1450 de 2011 (plan de desarrollo 2010-2014 donde se consideró la liquidación del DAS) y Decreto 4179 de 2011 (que crea la entidad en específico). Adicionalmente, durante esa legislatura se creó la ley de inteligencia y contrainteligencia, 1621 del 17 de Abril de 2013 (firmada por el propio Almirante Echandía, como director de ese Departamento Administrativo), gran deuda que se tenía con el país y su seguridad, y donde se discrimina de forma contundente las inteligencias, estratégicas (para lo que fue creada esta entidad), táctica y operacional, pero más grave aún, donde al final del artículo cuarto reza:

“En ningún caso la información de inteligencia y contrainteligencia será recolectada, procesada diseminada por razones de género, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica, pertenencia a una organización sindical, social o de derechos humanos, o para promover los intereses de cualquier partido o movimiento político o afectar los derechos y garantías de los partidos políticos de oposición.”

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Lo anterior es aberrante constitucionalmente, y fue lo que sucedió exactamente, cuando el director de la Dirección Nacional de Inteligencia se contacta con la Fiscalía General de la Nación, en plena contienda política de 2014 y lo cual tendría sus efectos mediáticos y políticos con la reelección del Señor Presidente Santos.

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Dicho esto, se debe aclarar que el DAS liquidado, tenía muchas funciones, las cuales fueron separadas y entregadas a nuevas entidades, distinguiéndolas así: la protección de altos dignatarios, la asumió la nueva Unidad Nacional De Protección UNP; las funciones de policía judicial, retornaron a la DIPOL, esto es, a la Policía Nacional; las funciones de Tránsito de ciudadanos y migrantes desde y hacia la Republica, las asumió Migración Colombia; y las funciones de Inteligencia ESTRATÉGICA (no operativa, ni táctica, ni policial), las asumió efectivamente la entidad llamada Dirección Nacional de Inteligencia DNI. La misma que fue entregada, al -ya para la época Retirado- Almirante Álvaro Echandía Durán (y que no es el único oficial naval en retiro e incluso activo, que trabaja en dicha entidad) y que en vez de convertirla en lo que debía ser (la generadora de inteligencia estratégica para el país) fue dedicada a infiltrar, perseguir y desprestigiar la oposición del candidato-presidente Juan Manuel Santos en el año 2014 y en específico a crear el escándalo del hacker Sepúlveda, en compañía del señor Fiscal General Eduardo Montealegre, a sabiendas de que  se los prohibía expresamente la ley promovida por el mismo Ministerio de Defensa de ese gobierno. Como lo vociferaba este ilustre abogado (el Fiscal General) ya pasado de copas en su casa, días después de las elecciones, gracias a ello, con mucha razón argumentaba que esa reelección se la debían a él.

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Con lo que no contaban, era que luego de que Montealegre se convirtiera en personaje incómodo, por su alta injerencia en el proceso de paz, y debiera a su pesar dejar el cargo como Fiscal General, éste les solicitaría que al menos se continuaran sus políticas de montajes y persecución al uribismo y la oposición, y que el gobierno le apoyara al Dr. José Fernando Perdomo para ocupar dicha dignidad. Lo cual no se les cumplió (haciendo un concurso, donde no salió favorecido el candidato de Montealegre y Cesar Gaviria) por parte del gobierno Santos. Les prometerían entonces que les entregarían la Procuraduría General de la Nación, lo cual tampoco ocurrió, ya que ni siquiera Perdomo sería ternado por el presidente.

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Aclaremos que el segundo de Perdomo es y siempre ha sido el Dr. Danny Julián Quintana (Abogado de la Universidad Libre y quien fuera previamente director de la Unidad de lavado de activos y extinción de dominio, hombre hecho a pulso y con amplia experiencia en la fiscalía, donde llegó como escolta cuando era muy joven), quien por sucesión natural aspiraba a ocupar el cargo de vice fiscal (venía de ser Director del CTI en la administración Montealegre-Perdomo, sus mecenas) o al menos Viceprocurador General de la Nación. Como esto último tampoco se dio, por la elección de Fernando Carrillo Flórez, estas personas quedan absolutamente incómodas con el incumplimiento de los ofrecimientos por parte del presidente Santos. Como el mismo ex fiscal Montealegre expresó en noticias RCN el pasado 6 de julio de 2016. Motivo por el cual no le creerían un ofrecimiento más, y mucho menos de menor nivel de visibilidad (Unidad de Investigación y Análisis Financiero del Ministerio de Hacienda), y deciden contar la verdad del caso del hacker Sepúlveda, aún contra la preocupación y solicitud de reunirse en el apartamento, del Almirante Echandía, y posterior reconocimiento de éste último, por la declaración que Quintana debía presentar ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, precisamente por el caso en el que se investigaba al ex presidente Uribe Vélez.

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Este entramado que viene desde el año 2006, involucra a varios oficiales navales, varias personas que se formaron como el suscrito, en los campus de la Escuela Naval Almirante Padilla, conductas que manchan la imagen de la institución Armada. Por esto, lo que escribo, lo hago en nombre de muchísimas personas que pertenecen a la institución naval y están cansados de trabajar a diario de forma denodada por su querida marina, y ver el desgaste de la imagen institucional; pero por su respeto al mando, a las jerarquías militares, a no ser dados de baja, quedar sin sustento para sus familias y al honor (y al juramento que hicimos frente al pabellón de la patria algún día y es perenne) que aprendimos todos en los campus sagrados de la escuela naval, no pueden expresarlo abiertamente.

Nos duele a activos y retirados, que los cargos y los grados que les ha otorgado la República, por los sacrificios, por el valor, por la entrega y la dedicación a la carrera de las armas, se vean utilizados por algunos de sus máximos exponentes, en favor de facciones políticas, disputas personales, celos y egos de ciertos personajes que olvidan a diario su juramento de bandera y la lealtad que se le debe más que a un gobierno o a unos personajes que también serán pasajeros, a la patria y al pueblo que juraron defender y respetar.

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Basta ya, de manchar el legado y la tradición de nuestra sagrada institución con triquiñuelas, maniobras soterradas, juegos de poder, y sobre todo, con montajes en contra de ciudadanos de bien, participen o no en la política partidista, violando la Constitución y la ley de forma abrupta y escondiendo dichas artimañas, para proteger un gobierno desprestigiado, que los utiliza como hace con quienes le sirven, y que los desconocerá y abandonará a su suerte en el momento que empiece a brillar la luz de la verdad y sus consecuencias jurídicas.

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La Armada Nacional y todas las instituciones de la patria merecen respeto por parte de los gobiernos; no es posible seguir en este maremágnum de oprobios y en este pandemonio de máculas contra la memoria de nuestros héroes, que entregaron su vida en cumplimiento del deber y los que hicieron de esta una Marina Grande y respetada por todos los Colombianos,  mientras varios de sus líderes o ex líderes, desdibujaban los conceptos de lealtad, veracidad y honestidad que se recibieron en el Alma mater de los oficiales navales Colombianos.

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